El Norte Chico, “La pequeña y mediana minería"
Desde que en 1540 la tentadora posibilidad de abundancia de oro estimulara el inicio de la colonización en Chile, la pequeña y mediana minería ha sido una de las actividades fundamentales del país, generando empleo y divisas después de más de 4 siglos de explotación.
Hay un segmento del país en el cual los depósitos conocidos de diversos minerales son notablemente más frecuentes y abundantes. Este segmento es el Norte Chico, el cual incluye las actuales provincias de Atacama y Coquimbo que contienen casi la mitad de las propiedades mineras metálicas en el Chile contemporáneo.
La extracción minera trajo consigo prosperidad a Chile desde el siglo XIX, siendo la base de las más magnificas fortunas personales de la nación.
Vale destacar que prácticamente todo el mineral de hierro, manganeso, mercurio, oro y pequeñas cantidades de plomo y zinc provienen de las minas del Norte Chico.
Todo comenzó antes de que llegaran los Incas y españoles al país, los diaguitas ya se encontraban trabajando en la metalurgia. Los españoles se vieron atraídos por dichos recursos y emprendieron una conquista por una forma visible de riqueza para demostrar su potencial y atraer soldados. Valdivia y sus hombres recurrieron a los lavaderos de oro o placeres, al comienzo los resultados fueron substanciales, pero luego de 15 o 20 años la producción disminuyó a medida que declinaba la población indígena y algunos de los más ricos placeres. La serena fue una de los placeres más durables produciendo una modesta cantidad de oro durante todo el periodo colonial, pero fue casi suplantada por diversas vetas de oro después del 1700.
La producción de plata fue despreciable antes de 1810, para lograr el proceso de amalgamación que requería un consumo alto de mercurio, las minas de este mineral en Punitaqui, Coquimbo, merecieron considerable atención para fomentar la minería de plata en Chile.
A fines del siglo XVIII, especialmente la minería y fundición del cobre se convirtió en una importante industria en Coquimbo, con frecuentes exportaciones de barras de cobre a Perú.
El Norte Chico estaba desarrollando un capacitado cuerpo de mineros y cateadores prácticos, casi como preparación para el siglo de esplendor por venir.
Cuando la autoridad española se derrumbó y se logró la independencia de Chile durante todo ese siglo fue uno de los líderes mundiales en minería y el Norte Chico estaba en el centro de expansión y desarrollo. Después de 1811 se produjo una serie de descubrimientos de plata a lo largo de una línea desde el río Elqui hasta el Norte y hacia el desierto. El más famoso y productivo de los hallazgos fue Chañarsillo, un poco al sur de Copiapó, esto provocó que los cateadores del Norte Chico se movieran más allá del límite de Chile. Al mismo tiempo crecieron las vetas de sulfuros de cobre en la Serena.
A fines del siglo XIX el Norte Chico en particular produjo algo de minerales de manganeso, plomo y cobalto para la exportación, pero sus valores nunca excedieron. Se decía que el siglo XIX fue de esplendor y el XX de un estancamiento, la decreciente producción de las minas causaba que los fundidores de cobre apagaran sus fuegos. La producción de plata caía bruscamente después de 1900 debido al abandono de las viejas y famosas minas y aún el oro, cuya producción había sido estimulada para el desarrollo del proceso de cianuración, pero declinó luego de su breve auge. Más del 80% de la producción de oro en 1958 en Chile se dio en el Norte Chico, manteniendo minas de oro a pesar de los crecientes costos de producción durante la década precedente, que fue un período de estancamiento para el oro, pero al contrario a la misma fecha los pequeños y medianos productores que responden al 10% del total de cobre producido en el país igualaron o se aproximaron a la producción total del país en cualquier año anterior a 1916. La mitad del cobre producido por la mediana y pequeña minería ocurrió en el Norte Chico, una parte adicional del cobre producido fuera de esa área fue enviado al Norte Chico para fundirlo en la fundación nacional de Paipote, la cual ha funcionado cerca de Copiapó por más de una década.
Chile empezó a producir mineral de hierro de alta ley a principios del siglo XX, a la fecha, la minería de hierro ha estado confinada casi exclusivamente al Norte Chico. Los yacimientos de Atacama producen el 60% nacional, su producción ha encontrado un buen mercado en Japón. Otra región destacada es la de Coquimbo con el yacimiento del Romeral (aportando aproximadamente 3,6 millones de toneladas) y la inauguración de una planta de pelletización en el Huasco.
Ha finales del siglo XX la IV región se hace notable, y la compañía minera San José y American Barrick participan en la formación de los yacimientos de Nevada y el Tambo.
Sobre la base del precedente esbozo de la historia de la minería metálica, parece razonable la participación del Norte Chico como de vital importancia, sobre todo en la motivación hacia la pequeña y mediana minería, que es la generadora de empleos, en contraste con la Gran minería que al progresar a través del tiempo con la tecnología han estimulado plantas concentradoras, que generan muchos productos pero no tanto empleo.
El protagonista de toda esta osadía minera, es el pirquinero, un hombre esforzado, que recorre distancias enormes en busca de una veta que pueda explotar con sus propios medios, una vez conseguida la concesión del estado. Su herramienta no va más allá del martillo y la picota y su medio de locomoción es rudimentario por lo tanto no hace daño al paisaje natural.
Forman campamentos o caseríos, con los servicios necesarios, como trapiches para el tratamiento de los metales. Están ampliamente distribuidos y son individualmente insignificantes, pero de importancia a nivel local, especialmente en Atacama.
Vale destacar que dentro de la sociedad del Norte Chico, es un componente familia omnipresente del paisaje.
Los pequeños operadores tienden a sustituir capital por mano de obra y a usar hombres en lugar de máquinas; consecuentemente su productividad por hora-hombre es sustancialmente menor que la de las grandes operaciones fuertemente mecanizadas, pero aunque sea modesta su productividad, no deja de ser respetable.
El trabajo consiste en que en medio de un laberinto de túneles horizontales, cortados a frecuentes intervalos con piques verticales que conducen a la superficie. Los mineros trabajan a trato o destajo, usando sus propias herramientas y explosivos, ganando más al trabajar mineral explorado que por exploración. La perforación es hecha a mano con mazo y barreno, se colocan cargas de dinamita y el mineral fragmentado se escoge a mano en la mina. El estéril es dejado en los estratos ya excavados, mientras que el mineral es transportado en carretillas o capachos hasta los piques verticales donde es elevado a la superficie en baldes que suspenden de simples winches. El mineral extraído y seleccionado se mueve en camiones, contratados, que transitan por caminos públicos a Coquimbo, donde se usan las instalaciones portuarias públicas para cargar lotes sueltos, en barcos que pasan, como embarques ocasionales a destinos domésticos o de ultramar.
La pequeña escala de la mayoría de las explotaciones individuales, la limitada producción de cada mina, la extensa distribución de los depósitos adecuados para la explotación con las técnicas disponibles y las limitadas reservas en la mayoría de los depósitos conocidos, que prometen solo una corta vida a las empresas basadas en ellos, hacen que no sean sustentable por si solas por eso son fuertemente dependiente de sistemas y medios para recolectar, beneficiar y comercializar la producción de sus minas, pero pocos mineros operan a una escala que les permita hacer esto por sí mismos. Hay organizaciones privadas que prestan estos servicios, la más notable
ENAMI es una fuerza particularmente importante en el Norte Chico, donde ha centrado la mayoría de sus actividades y donde están localizadas la mayoría de sus instalaciones. Excepto en circunstancias inusuales, ENAMI no opera minas. Mantiene agencias de compra en puntos seleccionados entre las provincias de Santiago y Tarapacá, donde compra mineral, concentrados y precipitados de pequeños productores, a veces en competencia con agencias privadas.
Además de funcionar como una organización comercial e industrial, ENAMI también sirve como una agencia de crédito, compradora y de asistencia técnica. Mantiene oficinas con personal de técnicos que pueden asesorar a los mineros en ingeniería y problemas metalúrgicos.
En fin podemos asimilar que el Norte Chico sin su pequeña y mediana minería, sería muy diferente, menos poblado y culturalmente devaluado.
Saray Ramírez
Bibliografía
- Ana María Errazuriz, Pilar Cereceda, José Ignacio Gonzales, Mireya Gonzales, María Henriquez, Reinaldo Rioseco, “Manual de geografía de Chile”, Editorial Andrés Bello.
- Leland R. Pederson, “The mining industry of the Norte Chico, Chile”, Department of geography
- Flores Williams, Héctor, “Antecedentes geológicos sobre los yacimientos minerales de Chile con excepción del carbón y petróleo”, Santiago 1948.
- Sayazo, Carlos María, “Historia de Copiapó”, Copiapó 1874.
- http://www.direcmin.cl
- http://www.portalsonami.cl/01_bpublic.htm
Imágenes
http://www.memoriachilena.cl/archivos2/thumb200/MC0002041.jpg
http://www.guiadecabanias.com/mapas/213.gif
http://es.wikipedia.org/wiki/Imagen:Schlaegel_und_eisen-sign_of_mining.svg
Saray:
muy buen trabajo, sólo faltó incluir tu propia visión de los hechos, es decir, tal vez habría sido óptimo incluir conclusiones al respecto.
6.6
Posted by Carolina Valdés Acuña | 30 de octubre de 2007, 7:37